Las dos patas traseras sobre las que está apoyado este oso, se llaman así y no patas inferiores porque su marcha habitual es en cuadrupedia, pero gracias a la fuerza de su musculatura es capar de conseguir una postura erguida.
Esto ocurre solo durante un tiempo determinado, normalmente corto, por el alto gasto de energía que consumen sus músculos en esa postura por el gran esfuerzo realizado. Lo mismo ocurre con otros animales, como los chimpancés y gorilas.
No así con el ser humano, pues el proceso es muy diferente en la actualidad. Nuestra pelvis y cadera nos aportan estabilidad permitiéndonos estar en bipedestación sin tanto esfuerzo muscular y una vez estables iniciar la marcha pudiendo andar grandes distancias sin fatiga, por la movilidad que mantenemos en esa región.
La diferencia reside en el tiempo que somos capaces de mantenernos sobre dos miembros y lo que somos capaces de hacer.