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Resumen

Leer más sobre Escala de Borg Original.

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El corazón es la bomba con la que contamos los seres humanos para distribuir la sangre que necesita nuestro cuerpo en cada momento. Es lógico entender que cuanto mayor sea la actividad física que llevemos a cabo, más rápido debe latir nuestro corazón para aportarnos el oxígeno y los nutrientes necesarios.

Simultáneamente a ese incremento en el ritmo cardíaco, experimentamos un aumento de la sensación de esfuerzo. Pero, ¿hay constancia de una relación directa entre ambos hechos?.

La respuesta a esta pregunta inicial es "SÍ". En el campo de las ciencias en general, y de la salud en particular, es muy importante el uso de escalas para medir o cuantificar nuestras intervenciones. Por eso, para saber cuánto nos cuesta realizar un determinado ejercicio, utilizamos la llamada escala de esfuerzo percibido o ESCALA de BORG.

ESCALA de BORG: SALUD y ENFERMEDAD.


Tras comprobarse la eficacia de ambas escalas (original y modificada) como herramientas para diseñar niveles óptimos de entrenamiento físico entre población sana y deportistas en la década de los años 80, quedaba por incluir su uso dentro del binomio salud y enfermedad. En 1992 y tras analizar el uso de la escala de Borg dentro de la guía publicada por el Colegio Americano de Medicina del Deporte (A.C.S.M.) para monitorizar y regular la intensidad en la prescripción de pruebas y ejercicios, la Asociación Americana del Corazón (A.H.A.) avala su recomendación y pasa ser incorporada y empleada como un instrumento más de medición dentro de los programas de Rehabilitación cardíaca desarrollados con pacientes cardiovasculares. En esa misma línea y poco después, otras sociedades científicas como la Asociación Americana del Tórax (A.T.S.), recomiendan su uso para medir el esfuerzo y la fatiga en las pruebas de 6 minutos de marcha con pacientes de patologías respiratorias.


Actualmente se ha universalizado su uso en muchos otros campos médicos: pacientes con problemas neurológicos (Neurología); pacientes con problemas de cáncer (Oncología); en el campo de los niños enfermos (Pediatría); la escala de Borg está incluida dentro de sus registros para adecuar la dosis de ejercicio según el esfuerzo que perciben todos estos pacientes.

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ESCALA de BORG: REFLEXIONES FINALES.


Comenzábamos este pequeño artículo preguntándonos si existe una relación directa entre el ritmo cardíaco y la sensación de esfuerzo cuando hacemos ejercicio. Hemos compartido información suficiente para responder afirmativamente tanto desde la experiencia como desde la ciencia, recomendando usar la escala de Borg para relacionar ambos aspectos.
No olvidemos que la escala de Borg originalmente surge a partir de la observación repetida de cómo los números que nos indican los latidos por minuto a los que trabaja nuestro corazón cuando le sometemos a un ejercicio físico de carga creciente, se corresponden con adjetivos que definen una dificultad creciente para dar respuesta a esa demanda física. Por eso recordemos:

  • Si queremos tener una idea aproximada del ritmo al que late nuestro corazón a partir de los adjetivos de esfuerzo percibido que aparecen en esta escala, deberemos emplear "sólo" la escala original (6 - 20) y añadir un "cero" (0) a sus valores numéricos. Pongamos un ejemplo: Si mi percepción de esfuerzo ante un ejercicio la identifico como Algo Dura en la escala de Borg original, estaremos situados a nivel del número 13, y podré estimar que mi corazón en ese momento puede estar trabajando en torno a 130 latidos por minuto.
  • Es muy importante recalcar que si empleamos la escala modificada de Borg (0 - 10) en vez de la escala original, esa conversión directa entre pulsaciones y sensaciones de esfuerzo no se corresponderá y por lo tanto no será válida. Pongamos un ejemplo: Si mi percepción de esfuerzo ante un ejercicio la identifico como Algo Dura en la escala de Borg modificada, estaremos situados a nivel del número 6, no podré considerar que mi corazón en ese momento puede estar trabajando en torno a 60 latidos por minuto, pues lo estará haciendo en torno a los 130.
  • También hay que tener cuidado con que algunos factores pueden hacer que pese a usar la escala original de Borg (6 - 20) para cálculo de los valores de nuestros latidos por minuto no se correspondan con los adjetivos que indiquemos durante la verbalización del esfuerzo. Es el caso de estar bajo los efectos de ciertos medicamentos. Algunos fármacos empleados para tratar enfermedades del corazón (Betabloqueantes) que buscan que no se acelere su ritmo, o algunas medicinas empleadas para el tratamiento de enfermedades neurológicas (relajantes, antidepresivos,..) pueden producir alteraciones en la percepción subjetiva y reducciones del ritmo cardíaco de una forma no natural, viéndose modificada la correspondencia directa entre nuestro pulso y la escala original de Borg.
  • No sólo algunos fármacos podemos considerarlos como excepciones para un cálculo directo y sencillo entre frecuencia cardíaca y percepción de esfuerzo; también la edad es un factor a considerar. Según vamos cumpliendo años y entramos en edades más avanzadas (Mayor de 60 años) vamos a referir subidas más rápidas en la percepción de esfuerzo con frecuencias cardíacas más bajas. Todo lo contrario ocurre con los niños más pequeños (Menor de 10 años), que van a tener de manera natural pulsaciones mucho más altas que las sensaciones de esfuerzo que perciban.

En cualquier caso y a modo de resumen, debemos saber que cualquier actividad física que realicemos va a producir en nuestro organismo un aumento de la demanda de oxígeno y nutrientes que se desplazarán a través de la sangre; para lograrlo, nuestro corazón latirá más rápido y subirá nuestra frecuencia cardiaca (latidos por minuto). Este hecho objetivo, irá siempre acompañado de una creciente dificultad e incremento del esfuerzo que vamos a percibir de forma subjetiva hasta lograr alcanzar ese nivel de trabajo físico. A través de las escalas de Borg, podemos ir cuantificándolo; eso sí, siendo siempre aconsejable complementar números y adjetivos, frecuencias y sensaciones para diseñar nuestros entrenamientos.

1. Libro de referencia "Escalas de esfuerzo y dolor percibidos de Borg" 1998 (Champaign, IL: Human Kinetics).

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Para citar este artículo: Domínguez-Paniagua J. Escala de Borg: Relación entre mis pulsaciones por minuto y mi esfuerzo. Fisiosaludable 2021 mar;18(3).

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