La región del pie que hace de 'puente' entre la tibia y peroné y el resto del pie se denomina tarso, y está compuesta por siete huesos.
Está región puede compararse con el carpo, pues las manos y los pies han tenido a lo largo de la evolución del ser humano unas funciones locomotoras iniciales que se modificaron más tarde.
La especialización en funciones distintas para las extremidades superiores, dedicadas a la manipulación de objetos, y posteriores, relacionadas con la marcha bípeda, podría llevar a entender que su evolución habría sido independiente desde un principio pero todo lo contrario.
Manos y pies son estructuras homólogas relacionadas que gozan de pautas de desarrollo en la práctica idénticas, incrementando las probabilidades de que hayan co-evolucionado.
Pese a esto, es obvio que las mayores evidencias acerca de la bipedestación se encuentran en los miembros inferiores.
Los siete huesos del tarso son:
Calcaneo, astragalo, escafoides o navicular, cuneiformes (medial, intermedio y lateral) y cuboide.