El concepto de fuerza es algo de lo que seguro has oído hablar alguna vez. ¿Sabes cómo definirlo?
Es una de las capacidades de nuestra musculatura, que si la comprendemos podemos utilizarla a nuestro favor para el dominio de tu cuerpo con su entorno.
Vamos a ponernos en tres situaciones:
I. Si observamos desde dentro de un músculo y tomamos un punto de vista fisiológico, la fuerza se define como la capacidad del músculo de producir tensión al activarse. Es decir, es la contracción en sí misma del músculo.
II. Ahora nos vamos a observar en un espejo mirando nuestro cuerpo desde fuera en relación a otros cuerpos u objetos. Vamos a tomar un punto de vista mecánico, pues así definimos la fuerza como la capacidad que tiene la musculatura para deformar un cuerpo o modificar la aceleración del mismo.
Es decir, podemos iniciar o detener el movimiento de otro cuerpo, aumentar o reducir su velocidad, o hacer un cambio en su dirección.
III. Es importante entender estos dos conceptos porque a partir de estas dos definiciones, nos movemos a una situación diferente. Vamos a poner un ojo dentro de los músculos y el otro se mantiene en el espejo, observando nuestro cuerpo y lo que nos rodea, pues así surge una tercera definición que se denomina fuerza aplicada:
Se entiende como el resultado de la acción de los músculos sobre las resistencias externas a ellos. Un ejemplo es la acción muscular en respuesta al propio peso corporal cuando caminas, o cualquier otra resistencia externa al cuerpo humano.