El dolor nos protege. Es una experiencia humana normal y sin ella, las personas no sobreviviríamos. Vivir en el dolor, sin embargo, no es normal.
Una estrategia para ayudar a las personas a experimentar menos dolor y discapacidad es explicarles la biología y la fisiología de su experiencia dolorosa.
La educación tradicional de la fisioterapia utiliza varios modelos anatómicos, biomecánicos o patoanatómicos, que relacionan íntimamente las diferentes estructuras corporales como únicas fuentes de síntomas, para ayudar a las personas con dolor y que entiendan por qué les duele.
Estos modelos han demostrado que tienen una eficacia limitada en ayudar a las personas que padecen dolor crónico siendo incapaces de explicar el dolor persistente, extendido, la alodinia, el dolor en ausencia de lesión o enfermedad, la respuesta inmune o biología del estrés. Además, estos modelos se han asociado a la inducción de miedo, ansiedad y creencias defectuosas, que todos contribuyen a una experiencia de aumento del dolor.
Las personas con dolor están interesadas en aprender más sobre ello, no necesariamente anatomía, biomecánica y patoanatomía. Además, enseñar a la gente sobre neurobiología y neurofisiología de la experiencia del dolor tiene un efecto terapéutico y se ha referido como educación en neurociencia del dolor. Por eso la divulgación también tiene un efecto directo sobre el paciente.
Estudios científicos de alta calidad han demostrado la eficacia de la educación en neurociencia del dolor, disminuyendo dolor y mejorando la calidad de vida de los pacientes.
Por lo tanto una actitud activa para entender el proceso del dolor, va a mejorar esta experiencia.
Louw, A. et al., 2016. The clinical application of teaching people about pain. Physiotherapy Theory and Practice, 32(5), pp.385–395.
