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Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

Puede que te duela la espalda ahora o te haya dolido tiempo atrás porque según las estadísticas: todos, alguna vez en la vida experimentaremos dolor de espalda. A continuación te voy a contar las claves para que rompas esta estadística.

El más frecuente es el dolor lumbar, siendo la principal causa de discapacidad por dolor en todo el mundo, y suele ir asociado a tratamientos caros, ineficaces y perjudiciales a largo plazo.

Sabemos que en general el dolor de espalda puede aparecer por diferentes causas, y que hay una relación directa con nuestro estilo de vida y uso que le demos a esta región. Por lo que toda la información que tengamos para hacer un uso saludable de nuestro cuerpo y en concreto de la espalda reducirá esta probabilidad. Genial.

Pues la sorpresa viene cuando nos damos cuenta que la información que se tiene a nivel general está muy lejos de lo que sabemos gracias a la actualidad científica. Es más, estas creencias poco útiles concretamente sobre el dolor lumbar, están asociadas a mayores niveles de dolor, discapacidad, bajas laborales, medicación y búsqueda de asistencia sanitaria.

Una creencia es un pensamiento que se da como cierto, y no nos planteamos que sea de otra manera. Lo que ocurre es que en muchas ocasiones, nos equivocamos porque puede ser que hace años fuera así pero actualmente ese pensamiento es inútil y perjudicial.

La buena noticia es que ese pensamiento puede cambiar con información actual y por lo tanto, tu dolor de espalda puede empezar a mejorar cuando termines de leer sus 10 claves.

*Importante leer y razonar todos los puntos hasta el final:

1. El dolor de espalda que se mantiene en el tiempo puede causarte mucho miedo, pero rara vez es peligroso.

El dolor de espalda persistente puede ser angustioso e inhabilitante pero rara vez es tratado de por vida y no significa que exista un daño como para tener consecuencias de la magnitud de necesitar una silla de ruedas. Que es una preocupación común pero tenemos que aclarar que no es así.

2. Envejecer no es la causa del dolor de espalda.

Aunque es una creencia y preocupación generalizada que envejecer causará o empeorará el dolor de espalda las investigaciones al respecto no apoyan esto. Los tratamientos y hábitos saludables basados en la ciencia pueden ayudar a cualquier edad.

3. El dolor de espalda persistente rara vez se asocia con daños graves en los tejidos.

La espalda es una estructura fuerte. Si se ha sufrido una lesión, la curación de tejidos se produce en tres meses, así que si el dolor persiste en el tiempo, normalmente significa que hay otros factores que contribuyen. Muchos dolores de espalda comienza sin lesiones o con un movimiento simple que se hace a diario. Estas ocasiones puede relacionarse con el estrés, la tensión, la fatiga, la inactividad o a una actividad a la que no estemos habituados que hagan que la espalda sea sensible al movimiento y la carga.

Por otro lado, si pasamos tiempo sentados o en la misma posición y aparece dolor al hacer una actividad, solemos culpar a la actividad, pero es más frecuente que el motivo sea de la inactividad anterior.

4. Las pruebas de imagen no muestran la causa del dolor de espalda. 

Sólo ayuda a una minoría de personas. Una prueba de imagen puede dar información de muchas cosas que suenan aterradoras como hernias de disco, degeneración, protusiones, artrosis, etc. Desafortunadamente, los informes NO dicen que estos hallazgos son muy comunes en personas sanas sin ningún tipo dolor. Además estas imágenes que vemos pueden cambiar, y la mayoría de los prolapsos de disco se reducen con el tiempo. Las pruebas de imagen no determinan el progreso actual de un dolor lumbar, la probabilidad de una futura limitación o discapacidad física y no mejoran los resultados clínicos.

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5. Tener dolor de espalda al moverte o hacer ejercicio no significa que te estés haciendo daño.

Cuando llevas tiempo con dolor de espalda, es común que la columna vertebral y la musculatura de alrededor se vuelvan realmente sensibles al tacto y al movimiento. El dolor que sientes durante el movimiento y las actividades refleja cómo de sensibles están tus estructuras, no cuanto daño tienes. Por lo tanto, es seguro y normal sentir algo de dolor cuando empiezas a moverte y hacer ejercicio. Esto generalmente se restablece con el tiempo a medida que se hace más actividad. De hecho, el ejercicio y el movimiento son una de las formas más efectivas para ayudar a tratar el dolor de espalda.

6. El dolor de espalda no es debido a malas posturas.

Cómo nos sentamos, nos levantamos y nos agachamos no causan dolor de espalda aunque estos actos puedan ser dolorosos. Una postura concreta no predice ni el dolor ni su persistencia. Son hechos separados. La mejor postura es la que dura el menor tiempo posible. Estamos diseñados para movernos. Tener una variedad de posturas es saludable para tu espalda. Es seguro poder relajarse durante las tareas cotidianas sentándote, levantándote o realizando los giros que quieras, de hecho es más eficiente.

7. El dolor de espalda no es provocado por un core débil.

Tener la musculatura débil del core no causa dolor de espalda, de hecho, la gente con dolor de espalda a menudo tensa sus músculos del core como respuesta protectora. Esto es como apretar el puño después de que te hayas torcido la muñeca. Estar fuerte es importante cuando necesitas los músculos para empezar a moverte, pero estar tenso todo el tiempo no es de ayuda.

8. La espalda no se agota ni se desgasta cogiendo peso y agachándonos durante el día.

De la misma manera que levantar pesas hace más fuertes al resto de músculos, mover y cargar hace que la espalda sea más fuerte y más sana. Por otro lado, hay que aclarar que desgaste no es igual a dolor. Es algo independiente a que podamos hacer una actividad o nos duela esa región. Así que las actividades, como correr, girar, doblar y elevar, son seguras si empiezas gradualmente y lo practicas con regularidad.

9. Los brotes de dolor no significan que te estés perjudicando a ti mismo.

Aunque los brotes de dolor pueden ser muy dolorosos y aterradores, no suelen estar relacionados con los daños tejidos. Los motivos comunes son cosas como la falta de sueño, el estrés, la tensión, las preocupaciones, el bajo humor, la inactividad o una actividad a la que no estemos habituados. Controlar estos factores te puede ayudar a prevenir las exacerbaciones y si tienes un brote doloroso, en lugar de tratarla como una lesión, intentar mantener la calma, relajarse y seguir moviéndose.

10. Las inyecciones, la cirugía y los fármacos fuertes no suelen ser una solución.

Normalmente pensamos en soluciones pasivas, algo que nos hagan. Si pudiéramos activaríamos el botón mágico para que desapareciera el dolor, pero no existe.

Las inyecciones en la columna, la cirugía y las drogas fuertes como opioides, podrían parecerse a ese botón mágico, pero no son eficaces para el dolor de espalda presistente a largo plazo. Tienen riesgos y pueden tener efectos secundarios. 


Muévete, adapta las actividades a tus necesidades y trabaja con ejercicio para mejorar tus capacidades.

La espalda, como el resto del cuerpo está preparada para utilizarla y saltar, coger peso, correr, agacharte sin tener por ello ninguna consecuencia negativa. De hecho, si has razonado los puntos anteriores entenderás si te digo que es positivo para tu salud.

O’sullivan, P. B. et al. (2020) ‘Back to basics: 10 facts every person should know about back pain’, British Journal of Sports Medicine, 54(12), pp. 698–699. 

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Para citar este artículo: Bonilla-Sánchez J. Las 10 claves que debes saber sobre el dolor de espalda. Fisiosaludable 2020 jul;17(16).

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